martes, 20 de septiembre de 2022

Siempre invierno

Ya se volvió a oscurecer.

El viento agita los techos, la lluvia susurra incansable y el frío en mi pecho escarcha al mundo. Fuera de mi, el día está oscuro, frio, deprimente y la lluvia golpea con furia los tejados. Con la tempestad viene la necesidad de resistir, de buscar cobijo, calor, compañía... Pero el invierno no perdona. Las nubes ya no se fueron, el sol nunca volverá. 

Hubo sol alguna vez. Hubo una pausa en la tormenta. Ella fue el primer rayo de sol de este invierno. Ella fue el único rayo de sol de este invierno. Las flores crecieron, el mundo se llenó de color. Cada día era hermoso, siempre algo nuevo, la complicidad misma de sonreírle a la vida. Fui feliz, quizás, en las semanas de sol que ella trajo. Fui feliz, quizás, compartiendo el aire, el calor y  el miedo. Fui. 

 Pero solo la sagrada muerte es eterna en este mundo. Las nubes volvieron a cerrar el claro y ese rayo de sol ya no volvió más. Ya no volverá.

Sigo en este invierno eterno, en la tormenta misma. Ya más frío no puedo sentir. Ese rayo de sol fue lo único que logró colarse entre las nubes, el único calor del alma con el que arropar mi corazón. No es consuelo que haya venido a darme esperanza para desaparecer tan fugazmente como llegó. 

El invierno sigue. En mi corazón, nunca termina. 


El Gajos



jueves, 15 de septiembre de 2022

 Sueño con el momento en que dejes de interesarme

También sueño con el momento en el que volvamos a estar juntos

La complejidad misma de la vida

A estas alturas me conformaría con poder pasar un día completo sin pensar en ti. Sería hermoso

jueves, 16 de noviembre de 2017

Ya me estoy cansando de esperar, ya no quiero más guerra.
Ya nunca llegaste.
¿Será ya hora de que yo me vaya?

Pero...
No me quiero ir.

Sólo te espero. Te sigo esperando.
Bajo el mismo sauce que me vio crecer, el mismo que cubrió mis días de soles, mis noches de lluvia y mis tardes de perderme buscándote en el horizonte.
Aquí he estado desde que tengo recuerdos.

Se hizo de noche hace mucho, y por mas que te busco y te espero no veo nada. No hay luna, no hay estrellas. No estas. Nunca estuviste.

Ya me acostumbre a estar solo, a esperarte y a buscarte bajo cada piedra. Todavía creo que te reconoceré cuando te vea. Todavía creo que algún día llegarás. Todavía creo que serás capaz de salvarme. Todavía creo...

Que existes.


ElGajos.

sábado, 22 de octubre de 2016

Tal vez mañana sea un buen día, 
tal vez el sol brille y el viento susurre
tal vez las nubes se detengan solo a sonreírme ,

y el pequeño zorzal que ronda el viejo roble 
se acerque a saludarme con cariño

Tal vez al cruzar esa puerta me esperes con un abrazo tibio
que me diga que estas conmigo
que no te irás, que siempre seremos
y, de la mano, recorramos esos parques que tanto amas.

Tal vez el atardecer lo veamos junto a las olas
y sintamos al sol abandonar su nido
para despegar a una noche que no conoce,
que sueña con conocer,
y que deje en nuestras manos un puñado estrellas danzantes
pululantes a nuestros sentidos

Tal vez la luna nos sonría
con su cara seria alguna vez mas risueña, 
y nos guíe por ese sendero boscoso
que nos lleva a la montaña de nuestros sueños.


Tal vez pases conmigo esa noche,
y durmamos juntos sobre una cama de helechos

abrazados al retumbar constante de mi pecho
y a los tranquilos ruidillos del tuyo

Tal vez me digas que me amas, 

como un susurro secreto al oído
tal vez mire tus ojos y te diga yo lo mismo
mientras nuestras almas dancen bajo un techo de estrellas.

Tal vez dejes de ser inconstante, caprichosa
y de una vez me digas que quieres estar conmigo,
en vez de esconderte entre silencios, ires y volveres,
desprecios, temblores, miradas, rechazos, despedidas...

Mañana será jueves, ya te habrás ido...

El Gajos


Soledad

Soledad, amada mía.
Aún recuerdo cuando te conocí.
Caminabas rampante sobre la hierba
Alzando tus brazos al sol
Dejando que la brisa acariciara tu pelo...

Yo no me acerqué a ti
tu fuiste quien vino.
Hablamos horas, y horas, y horas..
Supe de tu historia
de tus desdichas
de tus desamores
de tus miedos
de tus aprensiones
de tus caricias...

Aún recuerdo la primera vez que tomé tu mano.
La mía sudaba, la tuya estaba fría
Me miraste y sonreíste así, tímida
Cómo sintiendo la incertidumbre en mis ojos
Cómo sintiendo el descarrile en mi pecho, 
Como corriendo delante, por un camino estrecho.

Fuimos felices.
Te amé, me amaste
Fuimos uno
Fuimos cientos.
Fuimos el cielo, la noche,
las estrellas, el viento...
una cigarra cantandole al polvo, 
el rocío de la neblina al alba,
un sentir meciéndose en el viento...

Así pasamos juntos un Enero
Y otro, y otro y otro y otro
Y tu mano y la mía nunca cedieron
No hubo altar para lo nuestro
No lo necesitamos, le sonreíamos a la vida sin pensar en el resto

Pero el mundo no era tan hermoso como lo nuestro.
Nos fuimos perdiendo, ahogando, hundiendo
Fue entonces cuando decidimos caminar cerrando los ojos
confiando en que nuestros pasos sordos
nos llevaran a campo abierto

Cruzamos mares, desiertos, ciudades
y llegamos a esta montaña a ocultarnos del cielo,
cielo que no perdona, que no olvida
que nunca nos quitó la mirada de encima.

Ya han pasado eneros, y eneros, y eneros.
Ya estamos viejos.
Ya mi piel no es la de antes
Mis ojos le rehúyen a la tenue luz de los tuyos
y frente a este vació, tristes
reniegan de abrirse

Salta tu primero, para poder huir de ti.
El Gajos